Anteproyecto del nuevo estadio de La Romareda
El anteproyecto del nuevo estadio de La Romareda, cuyo aforo alcanzará los 42.500 espectadores, se ha desarrollado teniendo en cuenta los principales aspectos que hoy en día son claves en los Estadios modernos, tales como:
- Conseguir la mejor atmósfera de fútbol para una plena experiencia del espectador.
- Convertir la Nueva Romareda en un estadio que permita albergar las más altas competiciones internacionales.
- Ser un referente en sostenibilidad.
- Utilizar las tecnologías más avanzadas en el ámbito de la seguridad ylas retransmisiones televisivas.
- Convertir el nuevo Estadio en casa del Real Zaragoza y en una de las imágenes representativas de la ciudad de Zaragoza. Un estadio para el Real Zaragoza, Zaragoza y para Aragón.
Concepto
Un punto de partida fundamental fue la clara decisión de diseñar un estadio que mirara hacia la ciudad, que se insertara en ella, y fuera más allá, teniendo en cuenta su entorno geográfico.
En la zona donde se ubica, debido a la depresión y al valle del Ebro, se crea uno de los vientos predominantes de la península, el cierzo. Así, el cierzo ha sido un elemento fundamental en su diseño.
“Fijándonos en sus flujos, hemos erosionado el estadio y la cubierta modelándolos como elementos fluidos y dinámicos. La pieza se deforma dibujando formas cóncavas en las zonas norte y sur del volumen, dotando de una mayor amplitud al espacio urbano, y formas convexas en las zonas este y oeste, mostrándose a la plaza de Eduardo Ibarra y al Paseo de Isabel la Católica”, comenta César Azcárate, director de Sports&Events en IDOM.
La presencia del Parque Grande José Antonio Labordeta y de la plaza Eduardo Ibarra se ven acentuadas con la colonización de la vegetación del vacío urbano entre el parque y La Nueva Romareda, potenciando su conexión. Estadio, plaza y parque se fusionan, creando espacios no solo para el estadio sino para la ciudad.
La compacidad del volumen y la uniformidad de la fachada han sido claves para materializar el nuevo estadio debido a la variedad de usos (terciarios y deportivos) que va a albergar.
La cubierta se plantea como un elemento ligero, que expresa movimiento y que, al mismo tiempo, genera protección al oeste y vistas al este, dando una respuesta adaptada al lugar, propia de Zaragoza. Cubre el 100% de la superficie del graderío, extendiéndose además adecuadamente hacia el exterior, para buscar los límites del contorno del edificio, creando bajo esta parte un paseo de 360º desde el que se pueden contemplar unas extraordinarias vistas de la ciudad y del interior del estadio a la vez.
Lo que de día es una fachada serena y reposada, de noche se convierte en un elemento vibrante y dinámico. La luz incide en la doble piel y en la cubierta y saca al exterior lo que está pasando en el interior. El espectador forma parte de esta atmósfera.
La propuesta cuenta con zonas para público premium en planta primera, zonas de palcos VIP y palco presidencial en planta dos y Pitch club con vistas al túnel de jugadores.
El bowl o graderío se concibe como el corazón del estadio, como la parte importante, pues es el lugar desde el que los aficionados contemplan el espectáculo.
En este sentido, y tras muchas iteraciones geométricas, se ha diseñado un bowl que encaje en el lugar, que sea muy compacto y lo más próximo al terreno de juego, para generar la presión de la afición durante el partido.